Ken Wilber (1949), uno de los pensadores más prominentes de estos tiempos, nos deleita con pasajes como éste que reflejan su trabajo sobre la evolución del ser humano.

Buscador incansable enfocado en promover una integración de la ciencia y la religión, de acuerdo a las experiencias de  de meditadores y místicos, analiza los elementos comunes a las tradiciones de oriente y occidente.

En la puerta sin puerta nos habla de la experiencia del zazen (meditaciòn zen).  Zazen no es una teoría, ni una idea, ni un conocimiento que se puede percibir con el cerebro. Zazen es una práctica que cambia nuestro propio espíritu. Zazen Significa fundirse con el universo entero.

-El alma como guía-

«Quizá estés contemplando la montaña relajándote en el fácil estado de tu vivencia del momento presente, cuando, de repente, la montaña lo es todo y tú no eres nada.

Tu sensación de identidad separada desaparece completa y repentinamente y sólo permanece aquello que va surgiendo a cada instante.

Eres perfectamente consciente, estás perfectamente atento y todo parece completamente normal excepto que no puedes encontrarte.

No estás de esta parte de tu cara contemplando la montaña ahí enfrente. Simplemente eres la montaña, eres el cielo, eres las nubes eres todo aquello que surge a cada instante, muy simple y claramente.

… Y, además, una vez vislumbras ese estado, ése al que llamamos «Ascendente», porque tú y el universo eres un único sabor o una única experiencia, resulta obvio que no eres tú el que se adentra en este estado sino más bien este estado, de una manera realmente profunda y misteriosa, ha sido tu condición primigenia desde un tiempo inmemorial. De hecho, nunca has dejado de ser ese estado ni un solo segundo.

Por eso la gente del Zen lo llama «La Puerta Sin Puerta». Desde esta parte, parece que tengas que hacer algo para lograr ese estado, parece como si tuvieras que atravesar una puerta. Pero cuando así lo haces y te das la vuelta mirando hacia atrás, no hay puerta alguna ni nunca la ha habido.»

Ken Wilber